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  • Writer's pictureAbdiel Jafel

El Callejón: Punto de encuentro



“Una vida pura ante Dios y justa con nuestro prójimo significa mucho más para Dios que una actuación religiosa”.

(Proverbios 21:3, traducido de la versión en ingles MSG)


Cuando lo vertical (“una vida pura ante Dios”) se encuentra con lo horizontal (“y justa con nuestro prójimo”) encontramos el punto más fuerte, el centro. Desde donde podremos reconciliar lo trascendental con lo práctico; lo vertical con lo horizontal. Desde el medio, desde el mismo punto de encuentro, desde la intersección entre esas dos calles, desde EL CALLEJÓN.


La cruz es vertical y horizontal, es decir reino y sociedad, rectitud y justicia, salvación y transformación; es Juan 3:16 y Mateo 25, fe y política pública, oraciones y activismo, la Nueva Jerusalén y mi país. En palabras más simples: La cruz es transformación interior y transformación social. Éste es el centro en donde amamos a Dios amando a las personas, ya que parte de amar a Dios es servirle con todo lo que tengamos para continuar lo que Él empezó. Es decir, amar a Dios es amar la gran comisión.


Pienso que parte vital de creer en algo es vivirlo y demostrarlo, sin embargo ese no es el panorama que se ve en la sociedad. Anhelo ver una generación que viva lo que dice creer. Si solo somos cristianos que vemos al mundo a través del lente de “liberal” o “conservador”, tenemos un problema, y es que somos exclusivos. La única manera en la que deberíamos ver el mundo es a través del lente del evangelio, que es inclusivo. No fuimos llamados a pensar como cristianos ni mucho menos a actuar como otros cristianos, fuimos llamados a pensar como Cristo y a actuar como Él. Amando al prójimo, amamos a Dios. Debemos entender que Jesús no se enfocó en transformar conductas, Jesús se enfocó en transformas corazones. Ese debe ser nuestro enfoque también, mas que apariencias, normas y reglas que solo afectan la imagen, debemos impulsar un movimiento que proclame el mensaje que transforme el interior de tal forma que el exterior sea vea influenciado por lo que ya ocurrió en su corazón.


“De esos cristianos raros, que con su sola presencia incitan a otros a ser mejores cristianos. De esos cristianos raros me gustaría ser”. -A.W. Tozer

Es vital que recordemos el por qué hacemos las cosas como cristianos. Si lo olvidamos, nos parecemos a los discípulos que se enojaron y se dividieron al discutir sobre quien entre ellos era el más importante. Jesús, magistralmente, les recordó: «el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Marcos 10:45)


No se trata de ti ni de mí, se trata de los demás. Recordemos por qué hacemos las cosas, recordemos por qué JESÚS hacía lo que hacía.

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