En nuestra mente debe existir la diferencia entre criterio y critica. La primera ofrece postura y opinión, la segunda ofrece juicio y censura. Cuando yo no tengo claro estos conceptos tiendo a creerme un catador. Y eso es normal en una sociedad que valora y depende la opinión de la gente cuando califica con cinco estrellas o con los ‘reviews’ comentados. El problema de esto es cuando esa conducta entra a la iglesia. “Lo pruebo y lo practico pero no me involucro”, ese es la característica de un catador de Iglesias, una persona que sabe lo que hay que hacer pero no desea echar raíces ni involucrase. Puede ver el problema pero como esa crítica se basa en un gusto personal, eso le impide estar dispuesto a involucrarse en el cambio y prefiere optar a que alguien más lo haga no sin seguir criticando la “aparente pasividad” que ve en otros.
No busques una iglesia para cosechar, busca una iglesia para sembrar. No se trata de qué la iglesia puede hacer por mí, se trata de algo mucho más grande: qué yo puedo hacer por la iglesia. Presta tus manos, tus pies, tú tiempo y tú corazón a la obra de Dios. Sé el motor del cambio que quieres ver. Comienza con tu iglesia local; haz tu parte, haz lo que te toca, solo así veremos la unidad y la congruencia en lo que creemos y predicamos. #AprendiendoAVivir
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