El ser humano, para algunas cosas, tiende a ser pesimista. Muchas veces vemos a personas que no aceptan una buena noticia porque piensan: «Esto es muy bueno para ser cierto». Se pierden de lo bueno.
Hay un cuento:
Si vamos a la Bíblia y buscamos la historia de cuando los hijos de Jacob le dicen que su hijo José había "muerto" (Gen. 37:32-34) Vemos unas particularidades en la conducta de Jacob.
Los hermanos habían vendido como esclavo a José, pero no podían decírselo a su padre, así que inventaron su muerte. Mataron un cordero y le llevaron la túnica llena de sangre a Jacob y... miren lo que pasó.
«Jacob la reconoció y lleno de dolor gritó...»
Hasta cierto punto hay una verdad. Es la túnica de José llena de sangre. Pero Jacob, permitió que ese hecho le nublara el razonamiento. Muchas veces Dios nos da una Palabra, y ella implica bendición, prosperidad, y cosas bien cool. Pero cuando vemos esas cosas cool, esas bendiciones y esa prosperidad opacada por una mala noticia, echamos a perder TODA LA PALABRA QUE SE NOS FUE DESATADA. No cuestionamos la noticia, no ponemos en tela de juicio la situación versus la Palabra que Dios nos dio. ¿A caso no tienen más peso la voz de Dios, que los escenarios físicos?
Lo peor del cuento:
Pasaron los años y José se convirtió en gobernante de una de las tierras de Egipto. José se reencuentra con sus hermanos y le pide que traigan a Jacob. Los hermanos van donde Jacob a decirle la noticia (Gen. 45:26). Jacob no les creyó. Sí, creyó por mucho tiempo que José había muerto como para creer que estaba vivo.
«Jacob casi se desmayó, pues no podía creer lo que le decían.»
Nos comimos un cuento por tanto tiempo que cuando nos dicen la realidad, lo cuestionamos, aprendimos y nos adaptamos al embuste.
¿Con qué me quedo?
«dentro de la lógica de nuestra humanidad, nos creemos la mentira y nadie aguanta la verdad» -Residente
La realidad es que muchos viven con esa mentalidad, aguantan la mentira porque no son capaces de vivir una verdad. Aprendamos a darle más peso a la Palabra que Dios nos ha dado, caminemos en ella, y así nos evitamos cosas innecesarias.
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