¿Por qué si tienes la sombrilla, está cerrada?
Hace unos días calló un aguacero, pero de los que hacen inundaciones en pocos minutos. De esos aguaceros que mientras guías, pones los "whippers" a la máxima potencia, y aún no ves nada. Estoy seguro que todas y todos hemos vivido uno.
Salía del trabajo y me dirigía a mi casa. Pasé por un semáforo y me tocó luz roja. Quedé justo debajo de un puente. Mientras esperaba el cambio de luz, miré hacia mi derecha. Veo a una señora que andaba a pie y al parecer esperaba que el aguacero terminara para ella continuar su caminata. Sin embargo me pareció curioso que tenía en sus manos una sombrilla cerrada.
¿En serio?
Esta señora tenía en sus manos lo que cualquier persona pudiera pensar como necesario en una situación como esa. ¿Será que la sombrilla esta dañada? ¿Será que no es lo suficientemente grande? (era bastante grande) No sé, seguía pensando en tantas interrogantes y posibles razones por las que aquella señora no abría su sombrilla y continuaba su caminata.
Por aquí viene la "bofetá"
De momento cambió La Luz a verde y continué mi camino. La señora seguía bajo el puente, con su sombrilla cerrada en la mano. Y reflexioné en lo siguiente. (A mí me dio una bofetá grandísima)
Muchas veces estamos esperando que las cosas cambien por sí solas; queremos que las circunstancias cambien a nuestro favor y esperamos por milagros o intervenciones divinas que simplemente sabemos que no sucederán, o al menos por el momento no. Estamos preocupados y preocupadas por cosas que no tenemos el control. Sin embargo, las cosas que sí controlamos, de las que tenemos a la mano y a nuestro alcance, simplemente no las ponemos en acción. Estamos tan enfocados en lo que no controlamos que perdemos de vista lo que podemos hacer con lo que sí controlamos. ¡WOW!
No seas como la señora. Camina, sigue caminando, y ¡abre la sombrilla que tienes!
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